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domingo, 24 de julio de 2011

La muerte siempre se presenta por sorpresa, aunque a veces da claras pistas sobre sus intenciones


La prensa la devoró sin escrúpulos mientras su padre y sus amigos peleaban por mantenerla a flote. Toda su basura la convertimos en una leyenda mal entendida. No era un aura especial de artista maldita, era un chica de 26 años con graves problemas con las drogas, con un amor destructivo, con una comandilla de periodistas acampados a la puerta de su casa londinense y con muchas papeletas de entrar en ese horrible club de los artistas que murieron a los 27 años de edad dejando muchos mitos, grandes canciones y aquello de un bonito cadáver. Amy ya es el último miembro del club. Se va de este mundo sin haberla cagado, sin haberse vendido, sin haber publicado un mal disco, pero dejando en las páginas de los tabloides ingleses una cruda cronología de su descenso a los infiernos, con banda sonora de un época lejana y genial de la historia musical... y ese será su legado, salvó el soul y se dejó la vida...en paz...


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